Fecha: 1 de agosto, 2018
Tiempo de lectura: 4 minutos
Por: Ivana Verónica Costa – Redactora web y emprendedora
La riqueza y diversidad de la sociedad americana se debe en gran medida a las sucesivas oleadas de inmigración que han llegado de casi todos los países de Europa durante los últimos 500 años, lo que explica por qué europeos y americanos compartimos tantos valores comunes y mantenemos lazos culturales, económicos, sociales y políticos tan estrechos. Es natural que esto se refleje en unas relaciones transatlánticas muy próximas.
Con la instauración de la Política Exterior y de Seguridad Común europea (PESC) y la Política Europea de Seguridad y de Defensa (PESD), la UE se convirtió en un socio internacional cada vez más sólido en los asuntos comerciales.
Así pues, el 3 de diciembre de 1995, en la Cumbre UE-EE. UU. de Madrid, el Presidente de la Comisión, señor Santer, el Presidente del Gobierno español, señor González, el Presidente del Consejo Europeo y el entonces Presidente de los EE. UU., señor Clinton, firmaron la Nueva Agenda Transatlántica (NAT), que establecía las bases para la intervención conjunta en cuatro ámbitos principales:
- promoción de la paz, la estabilidad, la democracia y el desarrollo en todo el mundo,
- respuesta a retos de carácter global,
- contribución a la expansión del comercio mundial y a unas relaciones económicas más estrechas,
- tender puentes entre ambos lados del Atlántico.
Es el punto número 3 lo que vamos a abordar en este artículo .
El 18 de mayo de 1998, se lanzó una nueva iniciativa, la Asociación Económica Transatlántica (TEP). Más recientemente, en la cumbre económica UE-EE. UU. de junio de 2005, se lanzó «la iniciativa UE-EE.UU. para reforzar la integración y el crecimiento económicos transatlánticos», que incluye la cooperación en un amplio conjunto de ámbitos con vistas a promover una mayor integración económica transatlántica y aumentar al máximo el potencial de crecimiento económico.
La Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión (ATCI), conocido en lengua inglesa como Transatlantic Trade and Investment Partnership (TTIP) o Transatlantic Free Trade Area (TAFTA) o Área de Libre Comercio Transatlántico, es una propuesta de tratado de libre comercio (TLC) entre la Unión Europea y Estados Unidos. Sus defensores argumentan que el acuerdo sería beneficioso para el crecimiento económico de las naciones que lo integrarían, aumentaría sobremanera la libertad económica y fomentaría la creación de empleo.
Visto esto se entiende el éxito de más de 50 empresas norteamericanas desembarcando en Europa con resultados altamente efectivos que invitan a seguir el mismo camino para aquellas empresas que aún no han dado el salto.
Los bancos de inversión prevén una ofensiva de adquisiciones en Europa por parte de las grandes empresas estadounidenses, que podrían utilizar su elevada liquidez para hacerse con grupos como Iberdrola, Danone, Ericsson o GSK.
Un informe de los analistas de Bank of America identifica 57 compañías con sede en Estados Unidos que cuentan con un gran nivel de tesorería en filiales internacionales, dinero cuya repatriación supondría un elevado coste fiscal al tener que pagar un 35% al Tesoro americano .
«Con los impuestos de sociedades en Europa generalmente mucho más bajos que los de Estados Unidos, existe un incentivo para invertir la liquidez en esa región, fiscalmente más atractiva»
Se estima que las grandes multinacionales norteamericanas tienen 974.000 millones de dólares (716.000 millones de euros) de tesorería aparcada en sus filiales extranjeras, cuyo uso más efectivo sería en «operaciones internacionales de fusión y adquisición»
General Electric, que ha comprado buena parte del negocio energético de la firma francesa Alstom por 10.000 millones de dólares.
Otros grupos con objetivos europeos son Ford, General Motors, Boeing, Motorola, Google, Microsoft y AES Corporation. Los analistas apuntan a Apple, Microsoft, IBM, ExxonMobil, Procter & Gamble, PepsiCo y Chevron como algunas de las firmas con más liquidez en Europa, los sectores farmacéutico, tecnológico y de automoción como los más atractivos.
Existen 40 firmas europeas con bajas tasas fiscales, que serían atractivas para las empresas de Estados Unidos.
Si estas empresas han acertado en dar ese gran salto, porque no lo sería para las Startups ò empresas en vías de desarrollo y crecimiento; independientemente del tamaño de la empresa. En los tiempos actuales de tanta competitividad la ambición de expansión es necesario pensar y animarse a proyectar en desembarcar en el viejo continente con las más nuevas tecnologías, productos y servicios que se generan y producen en toda América.
Así cómo hace más de 500 años atrás los europeos vinieron a éstas tierras a colonizar con sus innovaciones y forma de vivir, es tiempo que se retribuya aquello, ofertando lo que Las Grandes Américas producen.
“El barco al viejo mundo está en puerto, esperando a tu empresa para desembarcar del otro lado del Atlántico”
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