En la interesante entrevista de Emilio de Benito al médico y físico francés Alim Luis Benabid, se afirma que el término inglés serendipity, traducido al francés por sérendipité, “es un concepto sin equivalente en español que va más allá de la mera casualidad”. No es el caso. Existe la palabra “serendipia”, y se utiliza este término al encontrarse algo cuando se está buscando otra cosa. De hecho, Alianza Editorial publicó en 2004 un libro de Royston M. Roberts titulado precisamente Serendipia, descubrimientos accidentales de la ciencia, en el que se detallan con amenidad numerosos descubrimientos científicos e invenciones técnicas, desde el principio de Arquímedes a la penicilina, relatando hasta qué punto ha participado en ellos el factor azar.

 

Me gustaría asimismo resaltar el artículo de Alberto Manguel sobre la excelente traducción del libro Madame Bovary de Flaubert, editado por Alba y traducido por María Teresa Gallego Urrutia. Los críticos literarios no siempre destacan la importancia de la traducción y la dificultad de la traducción literaria, y es importante que esto se haga. Es el caso en la reseña de La señora Bovary en la que Alberto Manguel afirma: “A la elegante edición de la editorial Alba solo podemos reprocharle que el nombre de Gallego Urrutia no figure en la cubierta”. María Teresa Gallego, deseo recordarlo, es antigua alumna del Liceo Francés de Madrid, premio Nacional de Traducción de Lenguas Románicas y premio Stendhal. Es sobrina del poeta Leopoldo de Luis e hija del también poeta José Luis Gallego.— Silvia Escobar.

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